La ley es sólo una sombra de los bienes venideros y no la presencia misma de estas realidades. Hebreos 10:1 (NVI)
Nora estaba confundida. Tenía el ceño fruncido y una expresión en su rostro que más bien parecía un gigantesco signo de interrogación. Ella no era la única en la clase de la Escuela Dominical que parecía perdida.
—Algunas de estas cosas del Antiguo Testamento son de lo más raras —le dijo al maestro—. Lo que yo quiero saber es que si como cristianos se supone que también tenemos que obedecer al Antiguo Testamento, ¿o no?
—Bueno, empecemos con la diferencia principal —sugirió el maestro—. Habrás notado que los cristianos no siguen la práctica del Antiguo Testamento de sacrificar animales para estar bien con Dios.
—Sí —respondió ella, asintiendo con la cabeza—. Nadie me dijo que trajera una vaca o una paloma al templo y que la dejara aquí. Pero, ¿por qué le dijo Dios a su pueblo que sacrificaran animales? Y si los animales reconciliaban al pueblo con Dios en el Antiguo Testamento, ¿por qué tuvo que morir Jesús?
El maestro explicó que en el Antiguo Testamento el pueblo de Dios ofrecía granos, por ejemplo, de trigo, aves y animales como un acto de adoración. Y una vez por año celebraban un sacrificio muy, pero muy especial el día de la Expiación (ver Levítico 23:28). Pero estos sacrificios tenían que repetirse un año tras otro, porque no limpiaban totalmente al pueblo de sus pecados. Los que adoraban a Dios seguían sintiéndose culpables. Sabían que necesitaban algo más.
Jesús fue ese “algo más”. Cuando Jesús vino al mundo, anuló los sacrificios de la fe del Antiguo Testamento al pagar la pena por nuestros pecados una vez para siempre.
Cuando murió Jesús, hizo por nosotros lo que nosotros no podemos hacer por nosotros mismos. Como cristianos, confiamos en Jesús como el pago de Dios por nuestros pecados. Su muerte en la cruz significa que no necesitamos complacer a Dios tratando de ser perfectos. Ni pagando por nuestros pecados con nuestra propia vida. Ni derramando la sangre de animales.
Algunas veces, como creyentes, quisiéramos acelerar el Antiguo Testamento y concentrarnos directamente en Jesús. Pero todo el Antiguo Testamento fue escrito para enseñarnos (ver 1 Corintios 10:11). Y los sacrificios de la época del Antiguo Testamento son una representación de cómo Jesús sacrificaría su vida para darnos perdón. Dios usó cientos de años de sacrificios para pintarnos un cuadro de lo horrible que es el pecado y la profunda necesidad que el ser humano tiene de un verdadero Salvador. ¡Seguramente Dios cree que esas son lecciones importantes que debemos aprender!
PARA DIALOGAR: ¿De qué manera fue Jesús un sacrificio mejor que el de animales?
PARA ORAR: Señor, te damos gracias por tu amor que nunca cambia. Gracias por darnos a Jesús como el sacrificio perfecto y completo por nuestros pecados.
PARA HACER: Determina una manera de explicarle a un amigo la relación de los sacrificios del Antiguo Testamento con lo que Jesús hizo por nosotros.
McDowell, J., & Johnson, K. (2005). Devocionales para la familia. El Paso, Texas: Editorial Mundo Hispano.