No todos somos capaces de captar e interpretar correctamente el valor de los instrumentos lingüísticos de la «descortesía implicada», como la ironía, el sarcasmo, las alusiones culturales, los juegos de palabras, y más. Por ejemplo: Una vez, Bernard Shaw le envió dos invitaciones a Winston Churchill para que asistiera al estreno de Pigmalión, diciendo: «Para que venga con un amigo (si es que lo tiene)». A lo que Churchill respondió: «Me es imposible asistir a la noche de apertura, pero iré a la segunda función (si es que la hay)».
Aunque esto suena divertido, una vez, un antiguo rey de Moab trató de pagarle a un misterioso profeta llamado Balaam, no solo para que fuera descortés con los israelitas sino para que los maldijera (Números 22:6). En cambio, Balaam los bendijo varias veces, haciendo que el rey se enfureciera (24:10). Una de sus bendiciones añadió esta profecía: «Lo veré, mas no ahora; lo miraré, mas no de cerca» (24:17). ¿A quién se refería Balaam? El versículo continúa: «Saldrá ESTRELLA de Jacob, y se levantará cetro de Israel». Un día, esa «ESTRELLA» atraería a los magos hacia Belén (Mateo 2:1-2).
Un antiguo profeta mesopotámico, que no sabía nada del Mesías, predijo su futura llegada. De una fuente extraña, no brotó una descortesía sino una bendición.
De: Tim Gustafson