Nos reunimos para nuestra reunión del domingo con gozo y expectativa. Aunque guardábamos distancia por la pandemia del coronavirus, agradecimos la oportunidad de celebrar la boda de Gavin y Tijana. Se transmitió el servicio a amigos y familiares en todo el mundo. Este enfoque creativo nos ayudó a superar las restricciones mientras nos regocijábamos en el pacto matrimonial. El Espíritu de Dios no unió y nos llenó de gozo.
Aquel domingo por la mañana con nuestra iglesia multinacional fue un anticipo de la gloria que vendrá cuando los redimidos de «todo linaje y lengua y pueblo y nación» estén en la presencia del Cordero (APOCALIPSIS 5:9; 7:9). Juan, el discípulo amado, pudo vislumbrar a «millones de millones» y a una «gran multitud» en su visión que registra en el libro de Apocalipsis. Allí, los reunidos adorarán juntos a Dios, con los ángeles y los ancianos (5:12-14; 7:12).
La unión y el matrimonio de Jesús y su novia internacional en «las bodas del Cordero» (19:9) será un momento maravilloso de adoración y celebración. Nuestra experiencia en la reunión de domingo con personas de muchas naciones señala a esta fiesta que disfrutaremos un día.
Mientras esperamos con ansias aquel día, podemos abrazar la práctica de festejar y regocijarnos con el pueblo de Dios.
De: Amy Boucher Pye